Centro de Cultura Chino en Madrid,   2014

JULIO. En medio del campo. Un di?a soleado con 35º de temperatura. El cielo azul aunque roto. En casa de Ricard Chiang. Siempre de la mano de Pilar Ribal, que ha sido la aute?ntica impulsora de este proyecto expositivo. La casa, el jardi?n, el huerto y el arado aparecen ante la vista como si formaran parte de una postal antigua, de los veranos de antes. Pedimos un vaso de agua antes de ir caminando hacia las naves industriales donde esta?n su estudio y el de Marta, su mujer. Cada uno tiene la llave del suyo, para respetar sus respectivos espacios. El cielo azul, en medio de la isla. No se ve el mar en ninguna parte, pero la sal se nota cerca, detra?s de los matorrales, de los vin?edos y de los a?rboles. Cerrando los ojos, se oye el oleaje golpeando las piedras. Las higueras ya esta?n llenas de brotes, pero al menos hasta el 15 de agosto no habra? higos. Lo mejor es esperar casi hasta principios de septiembre para que este?n maduros. El mes pasado fueron las ciruelas, y e?ste las uvas. –dice Chiang, mientras damos un paseo para ir al estudio y ver toda la obra que se va a exponer en Madrid. Los perros nos siguen. Juego con la grande –una mezcla de lobo alema?n y de algo ma?s- tirando una pin?a mordida de cipre?s que va a buscar y me devuelve una y otra vez para seguir el juego. No se? decir no, porque me mira con ojos de pena y da vueltas a mi alrededor sin parar esperando que ceda.

Siempre he pensado que si los perros hablaran, con su inteligencia emocional, podri?an ser superiores a los seres humanos que supuestamente les dominan.

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La tarde se extiende calurosa sobre un campo seco, que el artista cultiva el mismo en una isla dentro de la isla, donde so?lo se oyen los grillos, los pa?jaros posa?ndose en las ramas o el zumbido de las moscas y de las abejas, los lagartos desliza?ndose por entre las piedras, y las ranas del lavadero que han convertido en piscina. Tanto e?l como su mujer eligieron este lugar para vivir y trabajar hace unos an?os, cuando se conocieron y decidieron emprender juntos un proyecto de vida, construir sus respectivos estudios y tener una familia. Despertarse en el campo todos los di?as con la luz natural, vivir en el campo todo el an?o, ver el paso de las estaciones y contemplar el ciclo vital de las plantas y de los animales es una experiencia vital que tiene una clara repercusio?n en su obra. La naturaleza invade su casa, invade su estudio e invade su vida, como si estos espacios pudieran sustraerse al proceso urbanizador que ha eliminado la vida rural y a la mercantilizacio?n impuesta por la sociedad de consumo que nos ha convertido en archipie?lagos de individuos aislados, a imitacio?n de las almas errantes de los antiguos que vagaban despue?s de muertas a la espera de encarnar un nuevo cuerpo y volver a la tierra. Mientras vamos hacia el estudio, veo una rata muerta en el suelo boca arriba. Yo le pregunto si es habitual que las ratas se mueran sin una causa aparente o si hay una plaga y vienen a morir aqui? entre los suyos, y me dice que es comu?n encontrarlas en cualquier lado, porque en el campo hay que convivir forzosamente con ellas. Le sorprende que haya reparado en algo tan obvio –la han matado los dos gatos que viven con ellos y que ahora hacen la siesta bajo el sol, satisfechos y sin inmutarse cuando pasamos por su lado. No toca la rata. La deja ahi? como si debiera formar parte del paisaje unos di?as ma?s. Le digo si los nin?os la tocan y si no le preocupa que la putrefaccio?n del animal debido al calor pueda ser causa de enfermedad o infeccio?n. Me responde tranquilo que man?ana o pasado la recogera? y la metera? en la “compostera”, donde echa todos los residuos orga?nicos que se generan cada di?a, recicla?ndolos para el abono del campo. No se desperdicia nada; la compostera es como un aparato digestivo que digiere todo lo que se le entrega. Necesita tiempo.

La rata sagrada puede tardar hasta un mes en descomponerse por completo y desaparecer en el compuesto que sale de las tripas de este artefacto artesanal que esta? en la parte trasera de la casa. Con lo que salga, abonara? el campo. Durante el an?o, se comen las frutas y los vegetales de cada estacio?n. Los aviones nunca atraviesan el cielo en este rinco?n de la isla, donde la luna es ma?s grande y el cielo ma?s extenso que en ninguna otra parte. Me pregunto do?nde estoy y si es verdad que todavi?a quedan lugares en la tierra donde el tiempo se sucede al ritmo en el que lo hace la naturaleza, sin intervencio?n humana. Chiang nos abre el estudio donde suele encerrarse en verano y en invierno para aislarse y olvidarse del viento, de los a?rboles frutales, de las ratas, de los mosquitos y de las nubes. La tierra removida se calla. El paisaje interior aparece entonces oscuro y remoto hasta que inunda el espacio y expulsa a la naturaleza que se asoma por las ventanas. La cai?da de una aran?a que estaba en una esquina del techo. “Vendra? la muerte y tendra? tus ojos”- deci?a Cesare Pavese triste en “El oficio de vivir” o en “La luna y las fogatas”. El poeta al que la soledad haci?a temblar, cuando pensaba que la muerte le acompan?aba de la man?ana a la noche, y dejaba insomne, hasta que esta muerte le miro? a los ojos y se quedo? ciego. La ceguera es lo ma?s parecido a la muerte. Nadie pudo evitar que se quitara la vida en la habitacio?n de un hotel, enfermo de esta soledad que buscaba y a la vez temi?a, porque era para e?l infinita como el mar y la muerte. “Se oyen las voces de la tierra” –deci?a el poeta- y “la noche remota que llora”, bajo “las estrellas cansadas”. Chiang se levanta y se acuesta viendo el sol que nace y muere todos los di?as y su trabajo se divide entre el estudio taller y el campo. La niebla en invierno algunas veces cubre las plantas, las piedras y el jardi?n. No se ven los a?rboles ma?s alla? de cinco metros. La luz fri?a lo impregna todo.

El artista utiliza los recursos que tiene a su alcance para formalizar un trabajo en el que arte y naturaleza no se pueden separar. E?l entiende que son indisociables: en la naturaleza y en lo bello natural, encuentra asi? la razo?n de la existencia y la razo?n de una pra?ctica arti?stica que viene desarrollando desde hace ma?s de dos de?cadas en este mismo lugar donde ha construido la casa donde vive. Sus pinturas, sus esculturas e instalaciones tienen que ver con esta naturaleza agreste en la que habita como sus a?rboles, en una casa que se podri?a catalogar entre aquellos refugios denominados “caban?as para pensar”, como los de Wittgenstein, Heidegger, Joung, Mahler, o Grieg, o los de todos aquellos que han necesitado el silencio de la naturaleza para entregarse a la contemplacio?n, ordenar el pensamiento y escribir. Su eleccio?n no es casual ni gratuita, sino producto de una voluntad deliberada de vivir asi? y de trabajar en este lugar fuera del mundo, donde el di?a es di?a, y la noche es noche o la luna, luna, sobre el horizonte, donde se pueden contar las gotas de lluvia resbalando por el tejado y sobre las hojas de los pinos, mientras humedecen los muros y la tierra seca, mientras las ratas se reu?nen para conocerse y reproducirse hasta que todos despiertan.

Los ori?genes chinos por parte de padre se pierden en el tiempo. La historia de este pai?s esta? depositada en la memoria familiar y algo dentro de e?l le une para siempre a esta alteridad que ha conocido a trave?s de relatos que le trasladaban a lugares remotos donde vivieron sus antepasados. La imaginacio?n le ha permitido reconstruir un pasado con los relatos que su progenitor le contaba, aunque e?l es muy prudente y no hace referencia a estos antecedentes a menos que su interlocutor no muestre intere?s. No obstante, la obra de Chiang encuentra un precedente en la pintura de paisaje que en China es uno de los fundamentos del arte ma?s antiguo trata?ndose de una pra?ctica que se remonta a ma?s de mil an?os, al siglo III a. C aunque hasta el siglo I a. C. no se aplique sobre el papel coincidiendo con el desarrollo de la caligrafi?a china y la invencio?n del papel de arroz.

La pintura de paisaje es el ge?nero por excelencia de la pintura china cla?sica y se entiende como una representacio?n alego?rica de la naturaleza, a partir del impacto sensible que e?sta en sus diferentes estados ejerce en el hombre. Pero, simulta?neamente, la imagen picto?rica del paisaje representa una concepcio?n del mundo y del cosmos asociada al confucianismo. El simbolismo que se despliega con la pintura china de paisaje es equivalente a la construccio?n cultural de una identidad milenaria que siempre se remonta a la naturaleza y al vaci?o como estado del no ser para poder llegar a ser. El artista se comunica con el paisaje para recibir el alma o espi?ritu que mueve la naturaleza y las estaciones, y a la vez hace una apropiacio?n del mismo para representar el vaci?o en el cielo, la tierra, el agua y las nubes. La relacio?n con la naturaleza que mantiene Ricard Chiang en su trabajo conserva ciertos aspectos fundamentales que se registran en la pintura tradicional china de paisaje, al igual que se percibe en la obra de otros artistas chinos como Xu Bing, Qiu Anxiong, Yang Xinguang, Hong Lei, Jin Jiangbo o Zhang Xiaotao, entre muchos otros que relacionan su pra?ctica arti?stica con los principios de la pintura china derivados de la interpretacio?n del Tao que se funda en la oquedad, el vaci?o y la nada-de-ser de donde surge el ser.

El universo del artista y su mundo interior se comunican entre si?, a trave?s de la contemplacio?n y la quietud. Los materiales que utiliza proceden de la naturaleza como puede ser la niebla o la flor del almendro, las rai?ces de los a?rboles u otras plantas, las sedas de las aran?as, los lagartos viejos, las ratas muertas, los residuos orga?nicos de insectos, pa?jaros y plantas. Todo sirve; hay cosas que so?lo se aprenden en el campo. La inmersio?n es total. Necesita este aislamiento para poder trabajar. Los ruidos le molestan, porque quiere escuchar las voces de los a?rboles en una casa rodeada de campo por todas partes, a la que so?lo se accede cuando se conoce el camino.

 

Exposicio?n

?La obra que reu?ne este proyecto se ha agrupado en las siguientes series e instalaciones:

 

Series: “Niebla”, I y II
Tetra?ptico / Te?cnica mixta sobre policarbonato
400 x 200 x 2 cm
Tetra?ptico / Te?cnica mixta sobre policarbonato
360 x 120 x 2 cm.

Los estados atmosfe?ricos son muy importantes en la pintura tradicional china y el artista recurre a la ceguera que produce la niebla en el campo a ciertas horas del di?a, especialmente por las man?anas, cuando se levanta y todavi?a es oscuro. A veces, la niebla parece una nube blanca y densa que no se arruga ni desaparece sino tras algunas horas. La niebla en esta zona es muy comu?n y se asocia a una atmosfera de misterio que impregna el campo de humedad. El artista presenta dos
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murales de gran formato (400×200 y 160×240 respectivamente) compuestos de cuatro paneles donde intenta transmitir su experiencia del paisaje y el sentimiento correspondiente potenciando el valor simbo?lico de la representacio?n abstracta de sus componentes. El artista ha trabajado obsesivamente a partir de las visiones de la niebla, que en el campo se concentran en el silencio y la luz blanca y densa que no deja ver: con e?l se inicia un viaje poe?tico al vaci?o, detenie?ndonos en el umbral entre la presencia y la ausencia, el no ser y el ser del mundo.

 

«La flor del almendro», I y II
Resina de polie?ster, flores de almendro, peanas de madera lacadas.
Escultura 80 x 115 x 10 cm
Peana 40 x 120 x 30 cm

El artista identifica las dos composiciones que presenta de esta serie con dos esculturas hechas de resina de polie?ster, flores de almendro y peanas lacadas. La flor del almendro cubre entre finales de enero y principios de febrero una gran superficie de la isla. Es una flor blanca y extremadamente delicada, que crece exuberante anunciando la primavera, antes de que acabe el invierno, pero se desvanece enseguida. La antigu?edad del almendro –se cultiva desde los an?os 5000- 4000 a de C.- y su origen persa, asi? como su implantacio?n en casi todas partes del mundo a trave?s de las viejas rutas comerciales, hacen que esta especie frutal de zonas templadas sea muy valorada. El a?rbol del almendro puede alcanzar de 3 a 5m de altura y en Mallorca se dice que el patrimonio de la isla abarca millones de almendros de variedades distintas que empiezan a florecer en los campos, como si se tratara de una explosio?n de tonos blancos y rosa?ceos que dan lugar a un especta?culo visual incomparable. Se trata de uno de los cultivos ma?s importantes y se introdujo en la isla tras la aparicio?n de la filoxera que diezmo? las vides a finales del siglo XIX. Chiang captura la flor del almendro entre la resina como si fuera una urna de cristal, donde la flor se conserva sin perder el color ni sus cualidades. El equivalente en China es la flor del cerezo que brota en abril y se asocia con la belleza y el poder de la mujer, pero tambie?n con el amor y la pasio?n. La e?poca de floracio?n es tanto o ma?s breve que la del almendro y la muerte inmediata de la flor hace que se incremente su valor. El artista consigue detener la evolucio?n del almendro, como si pudiera desacelerar el movimiento del tiempo y hacer que la flor no envejezca nunca. En lugar de recurrir a la imitacio?n del mundo sensible, como suele hacer la pintura, incorpora el mundo natural sin apenas manipular artificialmente lo que nos es dado, para insinuar su voluntad de alterar nuestra percepcio?n y ensen?arnos a ver.

 

“Rai?ces” I, II y III

Las rai?ces son un elemento vital a partir del cual se arraiga la planta en la tierra permitiendo su crecimiento. Las rai?ces constituyen la estructura que sostiene la planta y el aparato digestivo de los a?rboles que se alimentan a trave?s de los rizomas que se extienden bajo tierra horizontalmente. Su ha?bitat suele ser subterra?neo y sus funciones principales son la absorcio?n de agua, sales minerales y otros nutrientes, adema?s de fijar las plantas al suelo. Son la columna vertical de una planta que se bifurca y diversifica en diferentes tipologi?as, como las rai?ces estranguladoras u otras. La morfologi?a de las plantas y su anatomi?a revelan la posible comparacio?n entre el comportamiento fisiolo?gico de las plantas y el cuerpo humano. Chiang muestra la fragilidad de las rai?ces y los dibujos que e?stas hacen como sin hacer otra intervencio?n que no sea la de su captura y seleccio?n para despue?s efectuar una especie de taxidermia como la que se practica con los animales y disecarlas. Son rai?ces de cipre?s, tradicionalmente si?mbolo de la muerte y a?rbol fu?nebre que se suele plantar en los cementerios para acompan?ar a los muertos. Aunque por su longevidad tambie?n se ha considerado a?rbol de la vida y un a?rbol sagrado en muchos pueblos, donde fue reconocido en la antigu?edad por sus propiedades medicinales. En la antigua China, se crei?a que el consumo de semillas de cipre?s era garanti?a de longevidad y este a?rbol perenne era considerado un si?mbolo de la inmortalidad. Las tres esculturas responden como en los dema?s casos a un tipo de escultura expandida, que rechaza los convencionalismos a los que suele asociarse e?sta de ordinario ampliando tanto los materiales como los formatos de presentacio?n. La te?cnica empleada para conservar las rai?ces es similar a la que utiliza para la conservacio?n de la flor del almendro o las sedas de aran?a. La especie de cipre?s de la que proceden estas rai?ces es el cipre?s del Mediterra?neo, muy extendido en la regio?n, aunque el cipre?s y sus diferentes variedades se pueden ver en casi todas partes del mundo.

 

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“Aran?as”, de la I a la XXV
Resina de polie?ster, seda de aran?a, pigmentos y peana de madera.
Medidas variables.

La familiaridad con las aran?as y la observacio?n acerca de co?mo elaboran la seda – una fibra proteica que hilan las aran?as para fabricar las redes en las que capturan a sus presas –redes de caza y de proteccio?n; las telas son tambie?n utilizadas como medio de locomocio?n para transportarse de un lugar a otro. La ingenieri?a que despliegan las aran?as tiene que ver con la meca?nica de los tejidos confeccionados manualmente o mediante telares como se haci?a antiguamente. Las sedas han sido cosechadas por el artista, que las ha recogido de los lugares donde las aran?as las fabricaban, admirando la perfeccio?n de estos dibujos que e?stas son capaces de hacer laboriosamente cuidando la simetri?a del ci?rculo en torno a un nu?cleo poligonal casi invisible que se va desarrollando con el tiempo. Hay ma?s de cuarenta mil especies de aran?as en el mundo y un centenar de familias. Son animales depredadores –son las mayores consumidoras de insectos del planeta- y todos producen seda con sus gla?ndulas secretoras a partir de un fluido que se solidifica en contacto con el aire y al deshidratarse se convierte en la fibra de seda.

 

 

Instalaciones:“Puesta de sol”
Resina de polie?ster, flores, pigmentos y madera.
Resina 40 x 50 x 5 cm.

Se trata de una instalacio?n hecha con las ramas del almendro, que combina con la resina de polie?ster, la madera y los pigmentos, generando una composicio?n que recuerda ciertos elementos naturales de la pintura china de paisaje como se comentado al principio. De nuevo recurre al a?rbol del almendro, con el que mantiene gran familiaridad desde que se fue a vivir a Mallorca. Las vivencias que comparte con los dema?s seres de la naturaleza suponen la existencia de una naturaleza parlante a la que escucha, con a?nimo de comunicarse a su vez con ella y poder asi? transmitir el sentimiento este?tico que deriva de lo bello natural.

 

“Compostera”
Obre Site Specific. Centro de Cultura Chino de Madrid
Tinta china, pintura y residuos orga?nicos.

Obra hecha de residuos orga?nicos que e?l acumula en su casa, troncos de a?rboles, ramas, piedras, hojas secas, insectos y todo el material de desecho que se genera cotidianamente en una compostera manual como la que el artista tiene en su casa. La compostera o el compostador –algunos prefieren esta denominacio?n- es un artefacto que permite reciclar residuos orga?nicos en un proceso que suele denominarse “compostaje”, a partir del cual se obtiene artificialmente una sustancia llamada humus que es el resultado de la descomposicio?n bioqui?mica de los anteriores a trave?s de un proceso biolo?gico que se produce bajo los efectos del oxi?geno, una determinada humedad y temperatura. El llenado se ha de hacer por capas para la obtencio?n de los resultados o?ptimos que se pueden conseguir. La instalacio?n esta? hecha de aquellos desechos orga?nicos que el artista recoge en su casa para la obtencio?n del compost que le sirve para el abono del campo. Todos los residuos se han trai?do de alli?, porque hubiera sido muy difi?cil buscarlos artificialmente en los alrededores de Madrid. Para e?l, era importante que procedieran del lugar donde vive y trabaja, para articular las obras que presenta. Por otra parte, se trata de los mismos materiales de desecho auto?ctonos, que introduce en la compostera de su casa para su transformacio?n, a trave?s del proceso de descomposicio?n y composicio?n equivalente a la deconstruccio?n y resemantizacio?n que forman parte de su pra?ctica arti?stica.

 

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“Sombras”
Papel de arroz y ramas
300×600 cm.

Esta instalacio?n se compone de un lienzo de gran formato (620x356x135), hecho con papel de arroz, detra?s del cual se colocan los elementos reales del paisaje, que la iluminacio?n permite percibir a trave?s de las sombras que se producen en el otro lado. La instalacio?n se ubica en el escaparate que da a la calle General Pardin?as del Centro Cultural Chino De Madrid: tiene la funcio?n de introducir al visitante en la exposicio?n. El artista recrea un teatro de sombras, cuyo precedente son las llamadas ·sombras chinescas”, con el fin de provocar un efecto o?ptico teatralizado. Para conseguirlo, ha dispuesto una pantalla de papel de arroz, detra?s de la cual ha colocado las ramas del a?rbol que gracias a la iluminacio?n artificial se reproducen sobre aquella. Las figuras representadas en virtud de este procedimiento permiten comprobar el origen material de la percepcio?n sensible, pero a la vez tambie?n las alteraciones que la luz puede producir en nuestra percepcio?n del mundo mostrando su vulnerabilidad. La simplicidad de estas figuras de sombra no resta complejidad a la elaboracio?n de esta instalacio?n pensada para este escenario que sirve de vesti?bulo entre la calle y el espacio expositivo, sino ma?s bien al contrario, actu?a como una especie de llamada reclamando la atencio?n del transeu?nte.

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Itinerancias:

Stiftung fu?r Kunst und Kultur e V. Bonn
Casal Solleric (Palma de Mallorca)
Instituto Cervantes de Peki?n
Casa Asia (Barcelona)